Serving the Diocese of Corpus Christi
(A continuación se muestra un extracto de Yo estoy contigo siempre hasta el final de la era: una carta pastoral del obispo Michael Mulvey).
Las características del amor divino nos ayudan a reconocer que el amor de Dios nos dirige hacia nuestro prójimo para construir una relación de unidad con cada persona que encontramos. El Papa Francisco habla de acompañar a la gente en lugar de hacer un acto amable solamente. Él nos llama a estar cerca de las personas y ofrecerles amistad. Es de suma importancia para las parroquias y para todos nosotros crear ambientes acogedores de bienvenida, para el amor de Dios.“Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, para que así como Yo les he amado, ustedes también se amen unos a otros. En esto, todos reconocerán que son mis discípulos, si tienen amor unos para otros.”(Juan 13: 34-35).
El amor es nuestro gran llamado y vocación. Es el ADN de la Iglesia. Como su obispo, quiero primero, volver a comprometerme y luego pedir lo mismo a todos los católicos en la diócesis, a cada parroquia, comunidad y organización católica en la Diócesis de Corpus Christi. Únanse a mí en este renovado enfoque en lo que es el “corazón” y la “sangre vital” del Cuerpo de Cristo.
Amar como Dios ama es algo que los humanos debemos aprender. Jesús es el maestro y el que nos ha revelado su amor hacia nosotros con sus palabras y sus acciones. Recordando sus enseñanzas y sus acciones en los Evangelios, podemos armar un “manual” de lo que caracteriza el amor divino. Y cómo podemos vivir el amor divino en la circunstancia de cada día.
Identificamos la primera característica del amor divino por el hecho de que Dios ama a todos. Jesús no mostró parcialidad o “pasó el rato” solo con sus amigos o personas que tenían ideas afines con él. Se entregó y pasó tiempo con todos los que conoció. Piense en sus encuentros con Zaqueo en Jericó, los recaudadores de impuestos que la gente despreciaba, la mujer pecadora a la que la gente deseaba apedrear y aquel encuentro con la mujer samaritana en el pozo.
La segunda caracteristica distintiva del amor divino, muestra que Dios da el primer paso. San Pablo les recuerda a los romanos: “Pero Dios prueba su amor por nosotros en que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8). Mientras éramos pecadores, Dios hizo su movimiento hacia nosotros. El amor toma la iniciativa y es el primero en alcanzarnos. El amor no tiene expectativas, ni espera por otros para alcanzarnos. Jesús nunca esperó hasta que una persona fuera perfecta antes de llegar a ella. El amor siempre actúa primero.
Una tercera característica, es cómo nos ve Dios. El Padre nos ve a través de los ojos de su Hijo. San Mateo en el Capítulo 25 habla del filtro a través del cual Jesús nos instruye a mirar dentro del alma de cada persona. “... lo que hiciste por uno de estos hermanos menores, lo hiciste por mí” (Mateo 25:40). La gracia de ver a Jesús en cada persona es la clave para encontrar la presencia de Jesús cada día en aquellos que nos encontramos. Cada persona que nos encontramos, es una oportunidad para amar a Jesús en él o ella. Las palabras de Jesús son claras. ¿o es que podemos ponerlas en duda?, ¿disputarlas o racionalizar que tal reunión de lo divino es completamente imposible?
Jesús pidió la suprema prueba del amor, al llamarnos a amar a nuestros enemigos. De nuevo nos dice: “Oíste que fue dicho: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Mas Yo les digo, amen a sus enemigos y rueguen por los que les persiguen a fin de que sean hijos de su Padre celestial, que hace levantar su sol, sobre malos y buenos, y descender su lluvia sobre justos e injustos. Porque si amas a los que te aman, ¿qué recompensa tendrás? ¿No hacen lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si solo saludan a sus hermanos, ¿qué tiene eso de particular? ¿No hacen los paganos lo mismo? Sean pues perfectos, así como su Padre celestial es perfecto”. (Mateo 5: 43-48). Jesús mismo dio el ejemplo supremo de la misericordia en la cruz cuando le pidió al Padre que perdonara a los que lo crucificaron.
Descubrimos una cuarta característica del amor de Dios en el hecho de que el amor acompaña a las personas y comparte su situación. El amor hace espacio para todos. San Pablo describe mejor este aspecto del amor de Dios en su primera carta a los Corintios. “Porque libre de todos, a todos, me esclavicé, por ganar un mayor número. Y me hice: para los judíos me convertí en un judío para ganar a los judíos; para los que están bajo la ley como sometido a la ley, aunque yo no estoy bajo la ley, para ganar a los que están bajo la ley. Para los que están fuera de la ley, me convertí como alguien fuera de la ley, aunque no estoy fuera de la ley de Dios sino dentro de la ley de Cristo, por ganar a los que están sin ley. Con los débiles me hice débil, por ganar a los débiles. Me he convertido en todo para todos, para salvar al menos a algunos. Todo esto lo hago por el bien del Evangelio, para tener parte en él” (1 Corintios 9: 19-23).
Estas cuatro características del amor divino pueden revolucionar nuestra vida cristiana. Amar a diario de esta manera puede transformar a la Iglesia y llevarla a dar testimonio del amor ante el mundo, anhelando ese testigo. No debemos imaginar el amor como algo superficial o romántico. El amor es un compromiso de ir más allá de nosotros mismos más allá de nuestra comodidad y conveniencia. El amor pone a “los demás” primero en contraste con una sociedad que proclama --primero yo- o “a mí” primero. San Pablo alentó a los filipenses: “No hagan nada por egoísmo o por vanagloria; más bien, consideren humildemente a los demás como más importantes que ustedes mismos” (Filipenses 2: 3).
Sinceramente tu hermano en Cristo,